Desde chiquita su papá la alentó a estudiar y conforme iba creciendo, Malala expresó su deseo de ser médico. Su papá estaba muy contento de ver a su niña interesada por las políticas y las ciencias.

Todo iba bien hasta que los talibanes tomaron poder sobre el gobierno, y prohibieron varias cosas como el baile y la televisión, pero una de las peores prohibiciones fue a las mujeres: no tenían permitido estudiar. Cuando la familia Yousafzai se enteró de esto sufrieron un gran disgusto, en especial Malala, así que expresó este disgusto frente a diferentes públicos. Poco a poco se fue volviendo activista y captó la atención de los medios, ganándose el aprecio de mucha gente, especialmente de las niñas que tenían el deseo de estudiar como ella.

Pero así como llamo la atención de los medios, también llamo la atención de los talibanes. Tristemente el 9 de octubre del 2012, mientras iba en el autobús que la llevaba a la escuela, un grupo de talibanes subió al vehículo y un hombre armado preguntó por Malala. Ella se identificó y segundos después recibió varios disparos que impactaron la parte izquierda de su frente y su cuello, suceso que la dejo en cama por un tiempo.

Después de su operación comenzó a recuperarse y asombrosamente esto no la detuvo. Malala siguió peleando por sus derechos y actualmente está estudiando filosofía, política y economía en la universidad de Oxford.

“Todos los días lucho para asegurar que todas las niñas reciban 12 años de educación gratuita, segura y de calidad” menciona en su página oficial.

De ella podemos aprender a nunca renunciar a nuestros sueños. No importa lo que pase debemos pelear por lo que queremos.

Malala Yousafzai