—¡Este tipo es un idiota!— se quejaba Tom Hanks mientras le prestaba su voz a Woody en una versión temprana de Toy Story.
En ese entonces Toy Story no era como la conocemos y Woody, ese Woody era enfadoso, feo y como decía Tom Hanks, un verdadero idiota.
Tan mala era la película que cuando Disney vio el primer bosquejo le exigió a Pixar que suspendiera la producción. Woody no se había ganado el corazón de nadie.
Pero él no tenía la culpa. Originalmente el famoso vaquero había sido concebido amable y gentil, pero Disney le pidió a Pixar que lo hicieran un personaje malo.
Ahora sus creadores debían decidir entre mantener esa idea malvada de Disney o retomar su idea inicial y de paso liberar a Woody de un carácter que no era el suyo.
Y así lo hicieron.
Pixar le regresó a Woody su esencia original para lograr la versión de Toy Story que cambió la historia del cine al tener un éxito rotundo y ser el primer largometraje hecho totalmente en computadora.
Es así como Woody nos recuerda de la importancia de mantenernos fieles a nuestras ideas y no hacerle caso a las opiniones externas que no se parezcan a nuestras corazonadas.