“No tuve tiempo de ser musa de nadie… Estaba demasiado ocupada rebelándome contra mi familia y aprendiendo a ser una artista” 

La vida de Leonora Carrington es tan fascinante como su obra; pintora, escultora y escritora con un interés por la magia, el folklore y el ocultismo.  

Fue una de las artistas más prominentes del movimiento surrealista. Produjo grabado, textil, joyería; y escribió dramaturgia, novela, y cuento. Las pinturas de Leonora Carrington se inspiran en un mundo personal, íntimo y subjetivo, que surge de una fértil imaginación, influenciada fuertemente por los surrealistas y estimulada por lecturas fantásticas y esotéricas que fue aprendiendo a lo largo de su vida. 

Carrington se adelantó a su tiempo rompiendo no solo con las reglas sociales impuestas a una mujer de la mitad del siglo XX, sino también desafiando a las grandes figuras del surrealismo con sus decididas opiniones, talento infinito y espíritu inquebrantable. Carrington produjo obras que mezclan la autobiografía y la ficción, lo cotidiano y lo mágico. Sus obras están pobladas por seres fantásticos, a menudo animales intermediarios que nos refieren a la mitología celta, el hermetismo, la cábala y la literatura fantástica. 

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Leonora Carrington y sus orígenes.

Nacida en Inglaterra el 6 de abril de 1917 en Clayton Green, Lancashire; pero naturalizada como mexicana. Carrington es recordada por su expansivo imaginario y su exquisito cuerpo de trabajo plagado de composiciones oníricas. Cuando era pequeña disfrutaba de historias tradicionales de Irlanda, así como libros de Lewis Carroll y Beatrix Potter. Su madre Maureen Moorhead, su abuela y su nana, todas ellas irlandesas y proclives a la fabulación, responsables del mundo que inspirará a Carrington por el resto de su vida. Entre otras cosas, le hablaban de las antiguas razas míticas de Irlanda, con quienes los Moorhead decían haber convivido en los campos y caminos.  

Su padre, Harold Wilde Carrington, era en cambio un exitoso hombre de negocios, quien se oponía férreamente a la fantasía y a los intereses artísticos de su hija. Lo que él esperaba era que, tras debutar con un baile en el lujoso hotel Ritz de Londres, y ser presentada en la corte Real de Jorge V, Leonora encontraría un esposo y un futuro cómodo entre las altas clases sociales. 

Pero debido a su comportamiento rebelde, fue expulsada varias veces de los internados religiosos donde estudiaba, acusada de excéntrica a causa de alguna deficiencia mental. La carrera de Leonora Carrington inició en 1936 cuando ingresó a la Academia de Arte Ozenfant en Londres; pero su padre estaba en contra de que hiciera una carrera en las artes, así que, con el apoyo de su madre, fue enviada a estudiar en un internado en Florencia, donde vio de primera mano la obra de grandes maestros italianos.  

A su regreso al Reino Unido en 1936, asiste a su primera exposición surrealista, es ahí donde Carrington queda completamente fascinada con la obra de Max Ernst, pero no lo conocerá hasta después de un año.  

A sus cortos 20 años, se muda a París y es ahí donde Carrington se acerca al círculo surrealista de Pablo Picasso, Salvador Dalí, Andrés Breton y Luis Buñuel. Los surrealistas la recibieron como una de sus principales musas y aclamaron su talento, propiciando así el desarrollo de su obra. La artista remarcó que, aunque eran revolucionarios, los surrealistas tenían ideas bastantes retrógradas sobre las mujeres. 

Es en París que Leonora se enamora de Max Ernst, uno de los artistas más destacados del movimiento surrealista; Ernst tenía 47 años y era casado, por esta razón el padre de Carrington al saber del romance del pintor con su hija se opuso a la relación; fue repudiada por él su padre y el resto de su familia se avergonzaba de ella, por lo que escapan juntos al sur de Francia y se instalan en St Martin-d’Ardéche. 

En Provenza, Carrington incursionó en la escritura con historias salpicadas de elementos autobiográficos y surrealistas, pero desafortunadamente, la subida al poder de los nazis puso fin a su tiempo en el sur de Francia.  

El romance de la pareja se ve interrumpido, Ernst es declarado enemigo del régimen de Vichy, es arrestado y llevado a la prisión de Argentiere. Carrington se ve obligada a huir a España con unos amigos que estaban preocupados por el deterioro de su estado mental. Tras sufrir un colapso nervioso, la artista fue internada en un hospital psiquiátrico de Santander, donde fue tratada con fuertes dosis de Cardiazol, estimulante convulsivo que provoca en los pacientes una sensación de muerte inminente. 

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Leonora y su amor por México.

Tiempo después su padre ordenó que la artista fuera enviada a otro sanatorio, esta vez en Sudáfrica, mientras espera a su destino desde Lisboa, Carrington escapa en un taxi a la embajada de México, donde se encontraba Renato Leduc, diplomático amigo suyo al que había conocido en París, juntos establecen un matrimonio por conveniencia y, como esposa de un diplomático, pudo escapar a Nueva York. Pasan un año juntos, y poco tiempo después se divorcian amigablemente y Carrington emigra a México.  

Llega a México en 1942 y se enamora inmediatamente de la escena artística mexicana, con un interés hacia lo místico y lo sagrado, Carrington encuentra una nueva fuente de inspiración en la cultura mexica y maya. Estableció vínculos con otros artistas e intelectuales europeos que habían escapado de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, gracias a las generosas políticas migratorias del presidente Lázaro Cárdenas.

Se relaciona también con artistas mexicanos, entre ellos Frida Kahlo, Diego Rivera, y escritores como Carlos Fuentes y Octavio Paz. Entre estos amigos, destaca su muy querida amiga, la pintora española Remedios Varo, con quien compartió una visión onírica.  

Así mismo conoció a su segundo esposo, Emérico “Chiki” Weisz, fotógrafo húngaro que trabajó con Robert Capa. Weisz y Carrington tuvieron dos hijos, Pablo y Gabriel, y estuvieron juntos hasta la muerte del fotógrafo en 2007. 

Carrington también fue una figura clave del Movimiento de Liberación Femenina de México en la década de 1970. 

Los últimos años de su vida, Leonora los pasó en la Ciudad de México en su departamento en la colonia Roma ubicado en la calle de Chihuahua, en donde casi se mantenía en el anonimato. 

Hoy en día las obras de Leonora Carrington forman parte de las colecciones del MoMa de Nueva York, la Tate Gallery en Londres, la colección Peggy Guggenheim en Venecia y el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México.

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Por: Elisabet R Jiménez Dávila.

https://www.leonoracarringtonmuseo.org/

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