#hoysupe la leyenda de la isla de Benidorm.
Aquí en España, Benidorm tiene la fama de ser un lugar donde los ancianos van cuando dejan de trabajar, como podemos verlo en el vídeo publicitario del Low Cost Festival del 2012 (ahora llamado Low Festival), a modo de sátira, y utilizándolo en su favor.
A pesar de la publicidad que tiene, y partiendo del hecho de que me enteré de su fama tres meses después de haber ido, la ciudad es muy bonita. Pequeña, pueblerina, tranquila, y con un clima riquísimo para ser los primeros días del 2016.
Pero lo más interesante de Benidorm no son los ancianos, el festival, el azul del mediterráneo, las hermosas puestas de sol o el clima tan agradable, no; lo más interesante es su isla.
Cuando iba en el coche, de Elche a Benidorm (ambas pertenecientes a la Comunidad Valenciana), mi amiga, la rubia, me comentaba que una montaña, llamada Puig Campana, y la isla de Benidorm tienen una historia de amor. Investigando me di cuenta que hay varias historias. Ella me contaba que se dice que existió un gigante que se enamoró de una joven, la secuestró y la llevó a su casa, en la montaña. Las personas del pueblo fueron a su rescate, lo que hizo que el gigante se enojara. Fue tal su enojo que pateó la montaña, y al hacerlo, un pedazo de la misma cayó en el mar, creando la isla de Benidorm.
Pero existe otra historia de amor, más trágica. Se dice que un chico se enamoró de una chica. Pero era tan tímido que no se atrevía a decírselo, sino que se conformaba con verla todos lo días sacar agua de un pozo. Un día la joven no apareció, estaba muy enferma. Había un brujo que vivía en lo alto de una montaña, así que el chico decidió buscarlo con la esperanza de que su amada se sanara.
La subida era muy peligrosa, pero nada lo detendría. Al llegar a la cima, el brujo le dio la mala noticia de que no había nada para salvarla, y que aprovechara el tiempo que le quedaba con ella, porque ese mismo día, cuando el sol se ocultara, ella moriría.
El chico no sabía qué hacer, estaba desesperado, frustrado y enojado; sacó su espada y de un golpe partió un pedazo de la montaña, la cual fue a caer al mar. Y debido a esa acción, logró que el día tuviera unos minutos más, ya que al ponerse el sol detrás de la montaña, algunos rayos atravesarían por la hendidura que provocó su espada.
Esa noche, cuando su amada ya había muerto, como el brujo lo había dicho, tomó el cuerpo sin vida de la joven y lo colocó en una lancha, y juntos se dirigieron hacia la isla que el joven había creado en su desesperación. Cuando estuvieron frente a la isla, el joven clavó su espada en la embarcación para hundirse en las tranquilas aguas del mediterráneo, con la luna de testigo y la roca como obra de su amor.
Estefanía Márquez, reportando los sucesos que no conocías, desde Madrid, España, en exclusiva para hoy supe.