#hoysupe qué onda con la mano de Napoleón

Algunos piensan que descanso mi mano sobre el estómago para calmar el dolor que me provocan las úlceras o tal vez para disimular mi barriga. Unos más locos, los conspirólogos, dicen que es porque soy masón y es una forma que usamos para distinguirnos, nosotros, gente pesada como Stalin, Marx, Mozart, Simon Bolívar y George Washington. Pero la realidad es otra, y tiene un origen de elegancia y buen gusto.

Napoleón y su mano

Napoleón y su mano

Yo, Napoleón Bonaparte, emperador de Francia, tengo la intención de estar en la historia al lado de las más grandes deidades. Por lo pronto he cosechado algunos méritos, como armonizar una nación dividida, bajar los impuestos, velar por el buen funcionamiento de la administración, vencer a los italianos y austriacos mientras hacía las paces con la iglesia, entre muchos otros. Mi historia aún no termina pero voy muy bien, así que por lo pronto hablemos de mi famosa pose.

Debo confesar mi deseo por que la elegancia y el buen porte sean vistos como uno de los tantos legados que mi persona otorgará a la historia.

Ojalá que esta recomendación, que me llegó gracias a los escritos de San Juan Bautista de Sallecomo parte de mi formación académica, te sea útil y puedas de una vez por todas entender la figura de la mano. Y que al estar mostrando esta elegancia, pienses en mí como el más grande conquistador que ha existido en la Tierra: Napoleón Bonaparte, aquel que emulaba el parado y la grandeza de los romanos.

Es un defecto cruzar los brazos sobre el pecho, entrelazarlos detrás de la espalda, dejarlos pender con indolencia, balancearlos al caminar, so pretexto de alivio; el uso quiere que si uno se pasea sin un bastón en la mano, el brazo que está sin apoyo esté posado ligeramente junto al cuerpo, y que reciba un movimiento casi imperceptible, sin por ello dejarlo caer de lado; si no se tiene bastón, ni manguito, ni guantes, es bastante común posar el brazo derecho sobre el pecho o sobre el estómago, poniendo la mano en la abertura de la chaqueta, en ese lugar, y dejar caer la izquierda doblando el codo, para facilitar la posición de la mano, bajo el faldón de la chaqueta. En general, hay que mantener los brazos en una situación que sea honesta y decente.” – Capítulo XI. De la espalda, de los hombros y del codo.

Ya después te contaré más sobre mi historia. Por lo pronto te regalo algo de mi elegancia.